miércoles, 9 de noviembre de 2016

El encanto de Los Cedros

Entre los pobladores de la parroquia Los Cedros, en el municipio Rafael Rangel, hay una historia que ha ido pasando de generación en generación. Un productor de la zona muy amablemente nos la relató:
“Aquí en Los Cedros hace algunos años vivían dos hermanos solos en una casa. Eran conocidos como la niña Toña y el niño Toño, eran dos personas mayores que nunca se casaron ni tuvieron hijos”.
“El niño Toño no salía, sólo salía al frente de casa a recoger leña. Una tarde, como a las 6, salió y nunca regresó. Todo el mundo lo empezó a buscar y nada que lo encontraban. Por allá al tercer día fue que lo hallaron, como a 3 kilómetros de la casa de él, en un sector que se llama Puente e’tabla”.
“Cuando le preguntaron que le había pasado, él contó que se había encontrado al Encanto que le dicen El Caté, ese es un espíritu que solamente tiene la mitad del cuerpo, ósea que tiene una sola pierna y un solo brazo, y cuando se mete en una quebrada se transforma en una señora muy bonita”.
“Pues resulta que El Caté lo fue llevando de quebrada en quebrada, hasta que el niño Toño cuando estaba entre Isnotú y Betijoque se aferró a un escapulario y se logró alejar”, finalizó el productor local.
Quienes recorren a pie estos terrenos deben tener cuidado de no toparse con algunos de los Encantos que habitan en esta tierra mágica.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El espanto de la lavandera


La mujer y la botija

Hoy en día el colectivo confía sus ahorros a estas grandes entidades financieras. Pero ¿Y cómo hacía la gente para guardar su fortuna cuando no existían los bancos?

La pregunta anterior nos lleva a comentar la leyenda de las botijas o entierros de morocotas. En el siglo XIX era muy común que la gente enterrara en un recipiente de barro sus monedas de oro para guardarlas y protegerlas de los malhechores, pero muchas de esas personas morían antes de poder recuperarlo, por lo que se dice que sus almas no descansaban en paz hasta que  el tesoro fuera encontrado.

La señora Ana Molina, quien vive en el municipio San Rafael de Carvajal, cuenta que “una vez mi mamá estaba agarrando café, en ese entonces se ponían un canasto grande para recojerlo, cuando estaba arrancando las matas vio hacia abajo una gran tinaja de barro, y ella de una vez se paró a llamar a las otras mujeres, ella pensó que seguramente era plata, pero le dio miedo y se puso a llamar a las otras pa que fueran a ver. Y cuando llegaron no encontraron nada”.


“El muerto se había llevado la botija porque la plata era pa mamá, él se la puso, pero como ella llamó a las otras el muerto se la llevó. Y cuando yo le dije a ella que por qué no la había agarrado, ella me dijo que no, porque eso había que agarrar la plata enterrada y tirarla a un pozo de agua, porque eso tiene el frío del muerto y si uno la agarraba así de una vez a uno lo mataba el frío del difunto”.

lunes, 20 de junio de 2016

Alberto, la cuarterita y el susto

Hace unos 30 años en el municipio Boconó vivía un hombre llamado Alberto, quien todos los viernes en la noche y fines de semana no salía de su casa sin su “cuarterita” de ron.
La señora María Montilla, quien fue pareja de Alberto hace mucho tiempo, contó que en una ocasión el hombre pasó el susto de su vida.
“Si mal no recuerdo era un sábado por la noche, era muy tarde. Yo estaba acostada esperando que Alberto llegara. Al rato empezaron a ladrar muy duro todos los perros que habían en la calle, eso formaron madre escándalo, y yo escuché cuando Alberto, todo borracho, empezó a pelear con ellos, a mandarlos a callar”, narró Montilla.
“De repente los perros dejaron de ladrar y empezaron a llorar, pero era un llanto horrible, no era el chillido normal que hacen ellos. Ahí mismo Alberto comenzó a rezarles a todos los santos habidos y por haber, yo nunca había escuchado a tantos santos juntos. Después dijo a gritar: ¡Auxilio, Ayúdenme que este bicho me va a llevar! Cuando lo escuché decir así, ahí si me paré de la cama y fui a ver que le pasaba”.
“A lo que abrí la puerta, no sé de donde salió ese hombre, venía como por los aires y me cayó en los pies todo desmayado. Yo empecé a llamar a la hermana de él, que se llama Aurora, para que me viniera a ayudar. Entre las dos lo sentamos en el mueble y ella le puso una cruz de palma bendita en la boca. Aquel hombre reaccionó, pero se quedó dormido de una vez”.
“Al día siguiente Alberto contó que cuando él venía caminando uno de los perros se fue parando y se fue convirtiendo en un demonio, de los ojos y que le brotaba como candela y tenía mucha espuma en la boca. Dice él que ese era el demonio que se lo quería llevar”.
“Él siempre me decía que yo le había salvado la vida, porque si yo no hubiese abierto la puerta el Diablo se lo hubiese llevado”. Desde ese día Alberto intentó dejar de beber, pero el vicio le ganó, nos acotó María.

martes, 17 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte V y última)

“Luego del impacto de saber que el espíritu malo iba en el carro con nosotros, empezamos a rezar. Tras muchas dificultades logramos llegar a Valera”, cuenta Wil Pavón, coordinador del grupo de jóvenes evangelizadores.
“A los días fuimos a la iglesia San Juan Bosco. Apenas entramos el sacerdote nos dijo que sentía una presencia maligna, empezó a orar y a rociarnos con agua bendita. La muchacha que veía los espíritus cayó al piso, se torcía y gritaba".
"Fue algo muy fuerte y horrible. Gritaba cosas como en otro idioma, abría los ojos y los tenía totalmente en blanco, botaba espuma por la boca y vomitaba. Quienes estabamos rezando sentíamos como nos empujaban hacia atrás, unos hasta sentían que los ahorcaban. Estuvimos casi cuatro horas en una cadena de oración, hasta que finalmente el espíritu se rindió y se fue”.
“Afortunadamente, desde ese día, más nunca volvimos a ver a esa horrible mujer, no sabemos qué fue de ella. El sacerdote nos explicó que en ocasiones cuando las personas obran mal, al morir van al infierno y Satanás les asigna como tarea llevarle las almas perdidas de los niños, como la de Sol, a quien nosotros ayudamos a llegar a la luz”.
“La mujer se enfureció tanto porque no la dejamos llevarse el alma de la niña que quiso vengarse de nosotros. Gracias a Dios, el poder de oración y nuestra fe la ahuyentaron para siempre” finaliza Pavón.

domingo, 15 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte IV)


Les hemos contado la historia de un grupo de jóvenes quienes fueron a evangelizar al Páramo de Los Torres. Como recordarán durante este viaje los muchachos se encontraron con dos espíritus: El de una niña, a quien ayudaron a encontrar la paz eterna, y el de una mujer que estaba condenada al infierno.

"Al terminar el viaje todos intentamos continuar con nuestras rutinas diarias, pero a los tres días de haber llegado recibí una llamada de la muchacha que veía los espíritus, resulta que la mujer mala no la dejaba de perseguir y se le aparecía en cualquier momento, sobre todo en las noches", cuenta Wil Pavón, coordinador del grupo de evangelizadores.
"Tres de mis compañeros y yo decidimos ir con la muchacha para la Mesa de Esnujaque, en ese tiempo el sacerdote de esa parroquia era exorcista. Nos fuimos como a las tres de la tarde, cuando íbamos por el camino empezó a llover con mucha fuerza, nos tardamos como tres horas para llegar, el taxi no nos quiso esperar y se fue".
"Hablamos con el padre, realizamos una serie de oraciones y él nos dio algunas indicaciones que debíamos hacer diariamente. Salimos y nos montamos en otro taxi, pero apenas íbamos saliendo del pueblo cuando se le espichó un caucho. Tuvimos que llamar a un familiar mío para que nos fuera a buscar. Ya eran como las 9 de la noche cuando íbamos por el camino, el carro empezó a fallar, tenía problemas de electricidad. De repente la muchacha me susurró al oído: La mujer va aquí con nosotros". Continuará.

miércoles, 11 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte III)

Tras pensar que el fuerte episodio de los espíritus había llegado a su fin, los jóvenes continuaron con sus actividades evangelizadoras.
Una mañana emprendieron una caminata hacia un grupo de viviendas, cuando iban por un sector especialmente recóndito la joven que veía los espíritus se empezó a sentir mal, tuvo que sentarse en una piedra para recobrar el aliento y seguir caminando.
“Empezamos a caminar más lento para que nuestra compañera no se cansara. Hubo un momento en que ella se me acercó y dijo: Nos están siguiendo. Cuando yo giré mi cabeza para mirar atrás, la vi. Era una mujer vestida de negro, con el cabello oscuro, tenía la mirada fija en el piso y no le pude ver el rostro. La sensación de escalofríos que sentí fue muy fuerte. Mentalmente empecé a orar para que ese espíritu malo se alejara”, narra Wil, coordinador del grupo de jóvenes.
“Todos los muchachos se detuvieron pero no veían nada, solamente la muchacha y yo podíamos ver a la mujer. No sé qué pasó, si serían mis oraciones o qué, pero el espíritu se fue alejando. Yo rogaba no volverlo a ver, pero no fue así”.
“En la noche cuando rezábamos el rosario mi amiga se desmayó, cuando volvió en sí nos contó una escalofriante escena: Había visto a la mujer en el infierno, rodeada de hombres que le gritaban cosas horribles”.
“Todos nos aferramos a la oración, era nuestro último día. Nos sentíamos aliviados. Nunca nos imaginamos que ese espíritu iba a seguir con nosotros, incluso hasta poner nuestras vidas en riesgo”, comenta Wil. Continuará...

jueves, 5 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte II)

Luego de saber que estaban rodeados de dos espíritus, los jóvenes estaban algo inquietos. "A partir de ese momento nos aferramos más a la oración", dijo Wil Pavón, coordinador del grupo.
"En la noche estábamos todos rezando cuando de repente la muchacha que ve los espíritus grita y se nos desmaya. Hicimos que oliera alcohol y cuando abrió los ojos, éstos estaban en blanco".
"De repente empezó a hablar raro y nos dijo que era Sol, osea que había poseído a la muchacha, dijo que la ayudáramos, que el espíritu de una mujer mala la perseguía y la estaba atormentando. Yo le hablé firme y le ordené que abandonara el cuerpo de mi amiga. Todos empezamos a leer la biblia, la muchacha se desmayó y volvió en sí".
El grupo de jóvenes se sentó en círculo, encendieron velas y cada joven elevaba una petición por el eterno descanso de Sol. “Lo malo es que afuera se escuchaban gritos, le daban golpes a la puerta, la rasguñaban, se oían perros ladrando. El espíritu de la mujer mala estaba en la parte exterior y quería entrar, pero nuestro círculo de oración era tan poderoso que no podía”, narra Pavón.
Hubo un momento en que la muchacha que veía los espíritus volvió a desmayarse, despertó otra vez con los ojos en blanco y dijo: Soy Sol, gracias a su buena voluntad y oración ahora puedo irme en paz. Dios los bendiga muchachos. Al expresar esto la joven se desmayó y despertó nuevamente.
Los jóvenes empezaron a llorar de felicidad, se abrazaban entre ellos, exclamaban alabanzas; lo que ellos no sabían era que el espíritu malo no se iba a quedar tranquilo. Continuará…

domingo, 1 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte I)

En diciembre del año 2012 un grupo de jóvenes trujillanos fue a misionar al Páramo de Los Torres, parroquia La Puerta. “Durante nuestra estadía ocurrieron varias cosas paranormales”, dice Wil Pavón, quien estaba a cargo de las 17 personas que fueron al sitio.
“Ese es un lugar que queda como a dos horas de la plaza de La Puerta, hace mucho frío, yo diría que como 5 ºC, y todo queda lejos, para encontrar una casa hay que caminar como 40 minutos. Nosotros nos instalamos en una escuelita, lo único que había medio cerca era un ambulatorio y una casa”.
El segundo día tuvimos un problema con una muchacha que estaba muy nerviosa, ella sentía que la miraban. Y en la madrugada, cuando todos dormíamos, ella empezó a gritar y a retorcer su cuerpo, adquirió fuerza sobrenatural pues ni entre varios hombres pudimos controlarla”, cuenta Pavón.
“Para calmarla nos pusimos a leer la biblia e invocar al Arcángel Miguel. Nadie logró dormir esa noche. Al día siguiente hicimos un círculo de oración y de repente algunos empezaron a llorar sin razón alguna y otros sentían una fuerza misteriosa que los empujaba a la pared”.
Un día, la joven que tuvo el extraño episodio miró hacia la ventana y les preguntó a sus compañeros si veían a una niña. “Nosotros solo veíamos la sombra de una persona pequeña que se movía entre los pupitres”.

“Nuestra compañera nos contó que ya había visto varias veces a la niña, que ésta usaba un vestido muy sucio y había dicho que se llamaba Sol, que sus ojos reflejaban miedo y estaba pidiendo ayuda del grupo de oración pues un espíritu malo no la dejaba estar en paz”, relata Wil. Continuará…

lunes, 7 de marzo de 2016

La niña y sus misteriosas amistades

Hace algunos meses vivía en el sector Las Adjuntas del municipio Trujillo una niña, a quien llamaremos Yuri para reservar su verdadera identidad. Una tarde ella decidió irse a bañar a la quebrada de Ramos.
“La pequeña mientras se bañaba en el río hablaba como si estuviera rodeada de amigos, decía nombres y todo. De repente su mamá salió a buscarla, pero la niña no se quería ir de la quebrada, expresaba que sus amiguitos estaban ahí jugando con ella. La mamá se asombró mucho por la imaginación de su hija, pues en realidad Yuri estaba sola”, nos relata una joven cercana a la familia.
“La niña antes de irse a la quebrada buscaba tazas y pañuelos para bañar a sus amiguitos. La mamá que la observaba atenta, veía como Yuri llenaba los vasos de agua y se los echaba encima a los acompañantes imaginarios”.
“Un día la muchachita desapareció inexplicablemente durante media hora, los padres preocupados comenzaron a buscarla por todos lados hasta que finalmente apareció. Mientras le contaban lo ocurrido a un señor de edad avanzada, este les preguntó que si la niña había sido bautizada, a lo que los padres contestaron que no”.


“El anciano les explicó a los padres que los niños no bautizados eran más sensibles a contactar con demonios y espíritus.  Por esto decidieron bautizar a Yuri lo más rápido posible, luego de que lo hicieron la niña lloraba porque sus amiguitos no llegaron a jugar con ella nunca más”.
“La gente del sector llegó a la conclusión de que en esa quebrada salían momoyes y que eran estos los que jugaban con la niña”, finaliza la joven el relato.
Así que quienes no hayan bautizado a sus niños tengan mucho cuidado cuando estén cerca de quebradas o lagunas, porque recuerden que los momoyes son bastante bromistas y les gusta darle un susto a cualquiera.