lunes, 27 de diciembre de 2010

Maculu

En aquella noche tormentosa el niño que había nacido sin suerte se sentía asustado, sus manos sudaban, sus ojos grandes y negros inspiraban terror a todo aquel que se atreviera a mirarlo. Maculu tenía ya 10 años, pero su mal aspecto lo habría hecho confundir con un viejo mendigo. ¿Cómo habría podido llegar ese niño tan pequeño a una situación tan tenebrosa?
Se oían gritos de desesperación, los corazones latían aceleradamente, las extremidades se sentían temblorosas e inmóviles al mismo tiempo; el mal invadía el pueblo, todos sentían que sus vidas acabarían en unos minutos, unos se aferraban a su religión, otros trataban de pensar en la solución más astuta para escapar de aquél peligro, unos pocos corrían en busca de refugio. Solamente Maculu estaba a la intemperie y nadie se atrevía a ayudarlo pues todos sabían que él era el causante de la desgracia.
Una gran masa arrasaba con todo lo que se encontraba a su paso, no se distinguía que era, o quienes eran, la vieja Florencia asegura que eran demonios en busca de diversión; pero nadie le cree, todos prefieren pensar que el río se les vino encima por las fuertes lluvias. El niño Maculu sí sabe lo que se les viene, él conoce su destino, se aferra con todas sus fuerzas a un tronco; sus dedos sucios intentan sujetarse, tanto sus manos como sus piernas están enrojecidas por las estacas de lo que una vez fue un fastuoso árbol.
¡Ahí viene la masa destructora! Nadie la ve venir con claridad, los más inteligentes comienzan a pensar si no será producto de una alucinación, el estruendo es indiscutible, pero podría ser la tormenta ¡Son demonios malditos! Gritaba Florencia desde su balcón... CONTINUARÁ

0 comentarios:

Publicar un comentario