El artista popular
trujillano, Salvador Valero, quien tenía un amplio repertorio de mitos y
leyendas de nuestra región, era muy creyente de las almas que quedaban en pena.
En esta ocasión les traemos
el relato de un hombre celoso, quien más allá de la muerte seguía al pendiente
de su mujer.
“Por allá, una vez había una
señora que había quedado viuda. Pero como era joven, en su viudez, se le arrimó
otro pollo para enamorarla. Y una noche muy oscura en que el pollo iba muy
tranquilo a hacerle compañía a su amante, dizque de pronto vio al difunto
marido parado en la puerta de la casa”, cuenta Valero.
“El hombre que iba, al reconocer
al difunto quiso correr pero sus piernas le fallan y fue alcanzado por el
muerto que lo agarró por un brazo y dizque le dijo: No te metas con mi mujer porque ella todavía me pertenece y no te mato
porque no tengo permiso de matar a nadie”.
“El enamorado cuando el
muerto se retiró se fue para su casa donde se juró para siempre no enamorar a más
viudas”.
Así que nuestros lectores
del sexo masculino deben tener cuidado con a quien pretenden, no vaya a ser que
se lleven un buen jalón de orejas de parte de vivos o como leímos aquí de algún
muerto.
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