lunes, 20 de junio de 2016

Alberto, la cuarterita y el susto

Hace unos 30 años en el municipio Boconó vivía un hombre llamado Alberto, quien todos los viernes en la noche y fines de semana no salía de su casa sin su “cuarterita” de ron.
La señora María Montilla, quien fue pareja de Alberto hace mucho tiempo, contó que en una ocasión el hombre pasó el susto de su vida.
“Si mal no recuerdo era un sábado por la noche, era muy tarde. Yo estaba acostada esperando que Alberto llegara. Al rato empezaron a ladrar muy duro todos los perros que habían en la calle, eso formaron madre escándalo, y yo escuché cuando Alberto, todo borracho, empezó a pelear con ellos, a mandarlos a callar”, narró Montilla.
“De repente los perros dejaron de ladrar y empezaron a llorar, pero era un llanto horrible, no era el chillido normal que hacen ellos. Ahí mismo Alberto comenzó a rezarles a todos los santos habidos y por haber, yo nunca había escuchado a tantos santos juntos. Después dijo a gritar: ¡Auxilio, Ayúdenme que este bicho me va a llevar! Cuando lo escuché decir así, ahí si me paré de la cama y fui a ver que le pasaba”.
“A lo que abrí la puerta, no sé de donde salió ese hombre, venía como por los aires y me cayó en los pies todo desmayado. Yo empecé a llamar a la hermana de él, que se llama Aurora, para que me viniera a ayudar. Entre las dos lo sentamos en el mueble y ella le puso una cruz de palma bendita en la boca. Aquel hombre reaccionó, pero se quedó dormido de una vez”.
“Al día siguiente Alberto contó que cuando él venía caminando uno de los perros se fue parando y se fue convirtiendo en un demonio, de los ojos y que le brotaba como candela y tenía mucha espuma en la boca. Dice él que ese era el demonio que se lo quería llevar”.
“Él siempre me decía que yo le había salvado la vida, porque si yo no hubiese abierto la puerta el Diablo se lo hubiese llevado”. Desde ese día Alberto intentó dejar de beber, pero el vicio le ganó, nos acotó María.

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