jueves, 22 de octubre de 2015

Los velorios y la noche

En el estado Trujillo, especialmente en las zonas rurales, se realiza todo un ritual para velar a los difuntos. La historia de esta semana trata sobre las consecuencias que puede tener irrespetar estos rituales de despedida de los seres queridos.
El artista popular Salvador Valero contaba que en un sector llamado Jirajara, en el municipio Escuque, una vez estaban velando a un señor y ya en la noche llegó un hombre borracho a rezar, quien al cabo de un rato dijo que se iba para su casa.
“Algunos del velorio le dijeron que no se fuera, que mirara que cuando se está velando a un difunto era muy malo abandonar el velorio; que se podía ir cuando empezara a rayar el día, porque a las ánimas no les agradaba que los que acompañaban al cuerpo se retiraran pronto”, relataba Valero.
El borracho ignoró la advertencia y se fue. “Había pasado un rato de la partida del hombre cuando los que rezaban oyeron unos alarmantes gritos en mitad del cafetal. Algunos hombres se dispusieron a ir a ver qué le había pasado al hombre. Salieron alumbrándose con velas dentro de los faroles, llegaron al pie de un enorme bucare donde encontraron al borracho tendido como si estuviera muerto”.
“Lo recogieron y se lo llevaron para la casa donde había el velorio, y a fuerza de fricciones y de darle a oler cosas espirituosas lo hicieron volver en sí. Entonces el hombre pudo hablar y les contó: él iba tranquilo cuando al pasar cerca del bucare había visto a un hombre parado en mangas de camisa con la espalda hacia él y que él se le fue con el garrote levantado diciéndole: De parte de Dios, diga si es vivo o muerto”.
“Entonces el hombre volteó y encarándose con él le dijo: Yo soy el que usted dejó allá, dentro de una urna y que por un capricho no quiso acompañarme esta noche. Cuando el hombre le dijo eso, él cayó al suelo con un frío muy grande y no supo más de él. Después, decían que este hombre jamás abandonó velorio a donde iba”, finalizaba Salvador Valero su historia.

Así que recomendamos ser muy respetuosos al momento de ir a un velorio, no vaya a ser que le toque un ánima con mal carácter y se lleve un susto. 

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