domingo, 1 de mayo de 2016

El espíritu bueno y el espíritu malo (Parte I)

En diciembre del año 2012 un grupo de jóvenes trujillanos fue a misionar al Páramo de Los Torres, parroquia La Puerta. “Durante nuestra estadía ocurrieron varias cosas paranormales”, dice Wil Pavón, quien estaba a cargo de las 17 personas que fueron al sitio.
“Ese es un lugar que queda como a dos horas de la plaza de La Puerta, hace mucho frío, yo diría que como 5 ºC, y todo queda lejos, para encontrar una casa hay que caminar como 40 minutos. Nosotros nos instalamos en una escuelita, lo único que había medio cerca era un ambulatorio y una casa”.
El segundo día tuvimos un problema con una muchacha que estaba muy nerviosa, ella sentía que la miraban. Y en la madrugada, cuando todos dormíamos, ella empezó a gritar y a retorcer su cuerpo, adquirió fuerza sobrenatural pues ni entre varios hombres pudimos controlarla”, cuenta Pavón.
“Para calmarla nos pusimos a leer la biblia e invocar al Arcángel Miguel. Nadie logró dormir esa noche. Al día siguiente hicimos un círculo de oración y de repente algunos empezaron a llorar sin razón alguna y otros sentían una fuerza misteriosa que los empujaba a la pared”.
Un día, la joven que tuvo el extraño episodio miró hacia la ventana y les preguntó a sus compañeros si veían a una niña. “Nosotros solo veíamos la sombra de una persona pequeña que se movía entre los pupitres”.

“Nuestra compañera nos contó que ya había visto varias veces a la niña, que ésta usaba un vestido muy sucio y había dicho que se llamaba Sol, que sus ojos reflejaban miedo y estaba pidiendo ayuda del grupo de oración pues un espíritu malo no la dejaba estar en paz”, relata Wil. Continuará…

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