Entre los pobladores de la parroquia Los Cedros, en el municipio Rafael Rangel, hay una historia que ha ido pasando de generación en generación. Un productor de la zona muy amablemente nos la relató:
“Aquí en Los Cedros hace algunos años vivían dos hermanos solos en una casa. Eran conocidos como la niña Toña y el niño Toño, eran dos personas mayores que nunca se casaron ni tuvieron hijos”.
“El niño Toño no salía, sólo salía al frente de casa a recoger leña. Una tarde, como a las 6, salió y nunca regresó. Todo el mundo lo empezó a buscar y nada que lo encontraban. Por allá al tercer día fue que lo hallaron, como a 3 kilómetros de la casa de él, en un sector que se llama Puente e’tabla”.

“Pues resulta que El Caté lo fue llevando de quebrada en quebrada, hasta que el niño Toño cuando estaba entre Isnotú y Betijoque se aferró a un escapulario y se logró alejar”, finalizó el productor local.
Quienes recorren a pie estos terrenos deben tener cuidado de no toparse con algunos de los Encantos que habitan en esta tierra mágica.